22 jul 2015

Perpendiculares

Hoy leí un artículo en la revista Vice de Estados Unidos que hablaba sobre una mujer que llevaba tres años sin volver a casa, de viaje. Explicaba que un punto clave para poderlo llevar a cabo era que conocía a mucha gente de otros países y por ello no le faltaba nunca sitio para dormir. Cerca del final de la entrevista dice que es fácil conocer gente y abrirte con ellos si sabes que no vas a volver a encontrartelos más. Después de pensar lo difícil que sería para mi no tener un sitio al que llamar casa me acordé de Romà, un chico que conocí hace exactamente un año, mientras estuve en Inglaterra. 

Romà era un catalán de 25 años de un pueblo algo lejos de mi ciudad y congeniamos al momento. Básicamente se convirtió en mi hermano mayor las dos semanas que estuve allí; me acompañó a la ciudad, a pasear, vino conmigo a un Tesco, a comprar pasta con Kevin al pueblo, etc. Pero sin duda lo que nunca olvidaré fue la noche que vimos Saw II. La noche comenzó con él (y casi toda la casa) bebiendo un poquito, por lo cual la peli se hizo bastante más llevadera (no por haber bebido yo, sino por escuchar sus comentarios). Al acabar la peli, aún no sé cómo, acabamos tumbados sobre la cama elástica del jardín y hablamos sobre economía, si había aliens o no (ya que vimos algo que se movía en el cielo y allí no vuelan aviones de noche) y mil cosas más.

¿Cómo puede Maartje-la mujer de la entrevista que mencioné al principio-conocer a tanta gente, compartir cosas con ellxs, y dejarlxs ir? Yo tengo sólo una línea perpendicular, y ya se me hizo duro en su momento. Aunque bueno, supongo que es como todo, acabar acostumbrándose.

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